Cenicienta verdadera

¡Cómo estáis atrapamundos! Espero que estéis satisfechos con vuestros mundosPero es el momento de echar un vistazo a otras de mis narraciones. A pesar de no haber sido presentada a ningún concurso, sí que tiene una historia por detrás. La escribí para clase, en 1r de la ESO y al profesor y a la clase le gustó, sobretodo por la idea que propongo. Pero no fue sin más eso, si no que me pidió si se lo podía dar durante un tiempo, pero... Como era sustituto se fue a mitad del curso, y se le olvidó devolverlo.  A saber dónde se encuentra ahora... Suerte que lo tenía en el ordenador.



CENICIENTA VERDADERA


¿Siempre os han contado el cuento de Cenicienta igual, verdad? Pues bien, no es tal como os lo han contado... Os doy una pista: es como un agujero negro, en el que todo comienza de una manera y acaba de forma inesperada, por esa misma razón cambiaron la historia para no tener un final brusco. Aquí os voy a contar algunas de las cosas que no se contaron en el típico cuento.

El pueblo en el que vivía Cenicienta era muy lejano al castillo. Por ese mismo caso, el hada madrina usó su gran máquina del tiempo, un trineo (en el cuento es una carroza) lleno de purpurina, que haría que se viera más brillante y mágica. Los animales que llevaban a Cenicienta al castillo eran unos toros.

-Los toros te protegerán, hija- se excusó el hada, al no tener otro animal tan grande como ese- ,nada parará tu camino.

A Cenicienta no le gustó la idea porque le romperían el vestido tan bonito que le había dado, pero se calló y se subió al trineo. Por otra parte a los toros tampoco les gustó mojarse las patitas con la nieve, que estaba congelada.

 Siguieron su camino, y tres horas después, el hada madrina se dio cuenta que la máquina del tiempo no les serviría de nada, (pues nosotros, los cuentistas, pensamos que este hada era un poco tonta) y se deshizo de la maquinaria, y la enterró en la nieve. A partir de ese momento el trayecto pasó mucho más rápido, ya que pesaba mucho menos el carruaje.

Alguien encontró esa máquina y quiso inventar su origen y hacer la vida más divertida.

El resto de la historia está bien contada, toda menos la típica parte en la que Cenicienta pierde su zapato de cristal, que esta idea tonta se la inventó un americano muy rico y espabilado.  Pues la verdad es que el zapato de Cenicienta era de cáscara de huevo de avestruz, de los que eran difíciles de encontrar, ya que si fuese de cristal, al caerse se le rompería. Además, Cenicienta corría porque era el aniversario de su padre y se le había olvidado, por lo que tendría un largo camino hasta el pueblo de su padre.

El hada madrina le contó todo sobre su magia y Cenicienta, que quería ser escritora, escribió un pequeño relato sobre su historia. Por esa misma razón, los humanos hemos escrito tantas historias de  máquinas del  tiempo.

Fin   

(si queréis compartir este relato no olvidéis mantener los derechos de autor)

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